viernes, 25 de marzo de 2016

Sábado Santo de la Vigilia Pascual

Sábado Santo de la Vigilia Pascual. Autor: Fuente: la-palabra.com ¡Noche de vela, noche de espera! ¡Noche de victoria sobre el pecado y la muerte,

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Sábado Santo de la Vigilia Pascual.

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Fuente: la-palabra.com

¡Noche de vela, noche de espera! ¡Noche de victoria sobre el pecado y la muerte, de cumplimiento y transformación! ¿Cómo podemos expresarle a Dios nuestro agradecimiento por esta noche con su regalo de un nuevo amanecer, una nueva era para la humanidad? ¡Cristo resucitó! ¡Cristo resucitó! Anúncialo a voz en cuello por las colinas, Oh Jerusalén, proclámalo por los valles, Oh hija de Israel. ¡Tu Salvador, el Cordero Inmolado, ha triunfado! Alábenlo, ustedes que esperaban en esta oscuridad, cuando Dios desde el cielo extendió sus brazos al sepulcro terrenal para abrazar a Aquel que llevó sobre sí nuestra vergüenza en la cruz.

Escucha, Adán, primer hombre, que por tu desobediencia vino la maldición, sécate las lágrimas. El segundo Adán, tu Hermano, por su perfecta obediencia ha sacado vida de la muerte y ha salido victorioso. Oye, Noé, este sacrificio en la cruz hizo realidad aquello que prefiguró tu arca de madera: salvarnos de la muerte e iniciar un pacto que nos merece un futuro luminoso. Y tú, Abraham, ¡que confiaste en la más increíble de las promesas porque el que te la hacía era fiel! Por su perfecta humildad, el Hijo amado de Dios sufrió nuestros dolores y enfermedades y ahora concede la condición de hijos a todos los que creen. ¡Tus descendientes, oh Abraham, son ciertamente tan numerosos como las estrellas!

Oh, Israel, tú que conociste el yugo de la esclavitud y la crueldad, recuerda la noche de tu liberación y el cordero sin defecto cuya sangre marcó tus casas para salvarte del ángel vengador. Recuerda a tu manso pero fervoroso jefe Moisés, que jamás permitió que nada obstaculizara los planes que Dios le había encomendado en un encuentro divino. Así como él te condujo una vez delante del enemigo, cruzando aguas profundas y superando hambre y duda, para llevarte a la tierra que Dios te había prometido, mira hoy a Aquel que ya lo ha hecho para siempre: Jesucristo, el santo Hijo de Dios, que ha sellado una Alianza nueva y eterna entre Dios y su pueblo.

"¡Amado Señor resucitado, qué gozo inefable nos causa hoy tu resurrección! Te damos gracias porque ella prefigura nuestra propia resurrección, aquel día glorioso en que tú nos levantarás para ir a unirnos contigo en el Reino celestial. ¡Cómo anhelamos ese día!"

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jueves, 24 de marzo de 2016

Reflexion de Hoy- Viernes 25-03-16 (Viernes Santo de la Pasión del Señor).

Viernes Santo de la Pasión del Señor Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos, pues del árbol de la cruz ha venido la

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Viernes Santo de la Pasión del Señor

Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos, pues del árbol de la cruz ha venido la alegría al mundo entero. (Antífona de la Adoración de la Cruz)

¿Qué pensaría el Padre al ver a su Hijo clavado en la cruz? La Escritura nos sugiere que, quizá, diría algo así:

"He engendrado un solo Hijo, pero ahora, gracias a su muerte y su resurrección, he adoptado a muchísimos hijos e hijas de todo pueblo, lengua y nación (v. Hebreos 2, 10-11). Hijos míos, su padre humano, Adán, se alejó de mí y prefirió la muerte espiritual. Pero ahora él y toda su descendencia pueden tener vida nueva. Lo que ustedes heredaron fue la separación de Dios, pero ahora todos los que creen en mi Hijo Jesús tienen una nueva herencia. Ahora, en él, ustedes son coherederos de la vida celestial y eterna (v. Romanos 8, 14-17). En él ustedes heredan todo mi amor, mi sabiduría, mi misericordia, mi poder sanador y mi paz.

"Antes ustedes estaban agobiados por el peso de la culpa y no podían librarse. Pero gracias a la Sangre de mi Hijo, la culpa de ustedes ha sido lavada y borrada (Hebreos 9, 14; Romanos 6, 4). Ustedes vivían sin esperanza y esclavizados por el pecado, el miedo, el afán de placeres pasajeros (Efesios 2, 12), el odio y la ira; pero ahora son libres porque son hijos míos (Romanos 6, 17-18; 8, 21).

"Mi Hijo resucitó de las tinieblas del sepulcro y reclamó su justo lugar en el trono celestial. Él es el árbol de la vida que rechazaron Adán y Eva, pero ahora él los llama a ustedes a comer de sus frutos y recibir la vida (Juan 15, 1-7; Apocalipsis 2, 7). Todos los que buscan la comunión conmigo, la reciben sólo a través de él. Su nombre será exaltado, venerado y bendecido eternamente por encima de todo otro nombre. Toda rodilla se doblará y toda lengua proclamará que Jesucristo, mi Hijo, es el Señor (v. Filipenses 2, 9-11)."

"Padre Santo, concédenos contemplar la plenitud de la gloria de tu Hijo y comprender la eficacia de la cruz para que vivamos en la libertad de tus hijos, y conozcamos el gozo que sólo viene de la cruz. Danos, Señor, la gracia necesaria para adorar a Jesús como nuestro Salvador, venerar su cruz y alabar su resurrección, todos los días de nuestra vida. Amén."

Isaías 52, 13–53, 12
Salmo 31(30), 2. 6. 12-13. 15-17. 25
Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9

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jueves, 17 de marzo de 2016

Reflexion de Hoy- Jueves 17-03-16 (Meditación: Juan 8, 51-59).

Meditación: Juan 8, 51-59. Autor: Fuente: la-palabra.com Para los contemporáneos de Jesús era ya bastante difícil aceptarlo como profeta o incluso

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Meditación: Juan 8, 51-59.

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Fuente: la-palabra.com

Para los contemporáneos de Jesús era ya bastante difícil aceptarlo como profeta o incluso como el Mesías; pero él les propuso un desafío aún mayor: creer que era el Hijo de Dios, capaz de comunicar la vida divina (Juan 8, 51; 5, 19-27). Esto significaba que era uno con el Altísimo, una identidad que ningún otro ser humano tenía.

Cuando Jesús dijo "Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy" (Juan 8, 58), afirmaba algo mucho más significativo que decir solamente que había existido desde antes que Abraham. "Yo Soy" era una expresión entendida como el "nombre" de Dios, y así aparece en varios pasajes de la Escritura, como Isaías 43, 11; 45, 18, aunque no siempre se diga claramente. Entonces, al presentarse como "Yo Soy", Jesús se identificaba claramente con Dios.

Del mismo modo, en la "Sabiduría personificada" que leemos en el libro de los Proverbios, Jesús estuvo presente con Dios en todo el proceso de la creación (Proverbios 8, 27-31), permaneció siempre con Dios (Juan 1, 1-5) y jamás dejará de ser Dios (Apocalipsis 11, 15). El Plan del Padre para rescatar a su pueblo del pecado y de la muerte incluyó invariablemente a su Hijo, el cual siempre permaneció en la más estrecha comunión y el más completo acuerdo con el Padre en cuanto a la salvación que él llevaría a cabo en el mundo.

Todos estos conceptos pueden parecer sumamente teóricos y abstractos, pero llevan consigo algo muy concreto que puede comunicarnos salud y promesas. Por el hecho de que Jesús es Dios, podemos poner nuestra vida en sus manos con absoluta confianza; porque él nos ama con un amor que comenzó desde antes de la creación y que se manifestó más plenamente en el sacrificio de su muerte en la cruz en rescate de cada uno de sus hijos. Y todo esto porque su amor es eterno. Jesús es el Hijo del Padre, eternamente fiel, que no abandonará jamás a los que hayan confiado en él; por eso, cada día al enfrentar los desafíos cotidianos, si nuestra fe se siente zarandeada, mantengámonos firmes recordando que Jesús no cambia jamás y que él es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13, 8).

"Jesús, Señor y Salvador mío, sé que me has conocido desde antes de que yo naciera; por eso te confío totalmente mi vida, sabiendo que jamás quedaré defraudado."

Génesis 17, 3-9
Salmo 105(104), 4-9

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