miércoles, 31 de diciembre de 2014

Reflexión de Hoy- Jueves 01-01-15 ("Feliz Año Nuevo 2015").

"Feliz Año Nuevo 2015" Año nuevo, Vida nueva. Autor: Mariano de Blas Fuente: Libro De paso por la vida. Empezar un nuevo año como si fuera cualqui

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"Feliz Año Nuevo 2015"

Año nuevo, Vida nueva.

Autor: Mariano de Blas
Fuente: Libro De paso por la vida.

Empezar un nuevo año como si fuera cualquier cosa, es una enorme torpeza. Un año de vida es un regalo demasiado grande para echarlo a perder.

¿Alguna vez has sentido en lo más hondo de tu ser ese deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar?.

Si es así, no dejes que el deseo se escape, porque no todos los días lo sentirás. Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro, a ser distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad.

El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión para comenzar el mejor año de la vida, porque el que se proponga convertir éste en su mejor año, lo puede lograr.

El año nuevo es una oportunidad más para convertir la vida, el hogar, el trabajo en algo distinto. "Quiero algo diferente, voy a comenzar bien, así será más fácil seguir bien y terminar bien. Quizá el año pasado no fue mi mejor año, me dejó un mal sabor de boca; éste va a ser distinto, quiero que así sea, es un deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder. Tengo otra oportunidad que no voy a desperdiciar, porque la vida es demasiado breve".

¿Quién es capaz de decir: "Desde hoy, desde este primer día, todo será distinto.? En mi hogar, me voy a arrancar ese egoísmo que tantos males provoca, voy a estrenar un nuevo amor a mi pareja y a mi familia, seré mejor padre o madre. Seré también distinto en mi trabajo, no porque vaya a cambiar de trabajo, sino de humor. Incluso voy a desempolvar mi fe, esa fe arrumbada y llena de polvo, voy a poner un poco más de oración, de cielo azul, de aire puro en mi jornada diaria. Ya me harté de vivir como he vivido, de ser egoísta, tracalero, injusto. Otro estilo de vida, otra forma de ser, ¿por qué no intentarlo?"

En los ratos más negros y amargos, llenos de culpa, piensas: ¿Por qué no acabar con todo? Pero en esos mismos momentos se puede pensar otra cosa: ¿Por qué no comenzar de nuevo?.

Algunos ven que su vida pasada fue gris, vulgar y mediocre, y su gran argumento y razón para desesperarse es: "He sido un don nadie, ¿qué puedo hacer ya?".

Pero otros sacan de ahí mismo el gran argumento, la gran razón para el cambio radical positivo: "No me resigno a ser vulgar, quiero resucitar a una vida mejor, quiero luchar, voy a trabajar, quiero volver a empezar".

Un año recién salido de las manos del autor de la vida, es un año que aún no estrenas. ¿Qué vas a hacer con él?, ¿El año pasado no te gustó?, ¿No diste la medida?, ¿Con éste qué vas a hacer?

Un nuevo año recién iniciado: Todo comienza si tú quieres, todo vuelve a empezar...

Yo me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que aún conscientes de sus debilidades confían y luchan por una vida mejor.

Todos desean a los demás y a si mismos un buen año, pero pocos luchan por obtenerlo. Prefiero ser de los segundos.

Mariano de Blas Tomado del Libro De paso por la vida con permiso de autor. Editorial Contenidos de Formación Integral

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martes, 30 de diciembre de 2014

Reflexión de Hoy- Miércoles 31-12-14 (Ultimo día del año).

Ultimo día del año. Autor: Alfonso Milagro, Editorial Claretiana. Fuente: Meditando la Vida. "Bienaventurados los que trabajan por la paz porque el

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Ultimo día del año.

Autor: Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.
Fuente: Meditando la Vida.

"Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados Hijos de Dios" (Mt 5,9).

Ultimo día del año 2014.

Cuando comenzó el año, todos saludamos, deseándonos "feliz año nuevo". Sería momento oportuno, el constatar si realmente nuestro augurio de felicidad se ha echo real a través de los 365 días de este año que termina.

Seguramente este año habrá sido una trama de alegrías y de tristezas, de éxitos y de fracasos, de lágrimas y de risas, de problemas y de planes.

Pero en resumen: ¿fue un año feliz?

Creo que es difícil que nos inclinemos por una respuesta afirmativa, si pensamos en tantas guerras y desastres, tantos atentados y violencias, tantos crimines e injusticias, tantas hambres y opresiones, tantos odios y rencores, tantos perseguidores y perseguidos, tantos vencedores y vencidos; y por otro lado, tan poco amor a los hombres, tan poca humildad, tan poco deseo de busca; el bien de los demás, de aliviar el dolor del que sufre, la necesidad del que no tiene lo indispensable; y es que no puede haber felicidad, s si no hay paz, y no puede darse la paz, si no vivimos en la justicia.

Mañana volveremos a desear un feliz año nuevo a nuestros familiares y amigos, pero temo que todo ello se reduzca a meras palabras y no sinceros deseos, pues solamente desea felicidad con verdaderos y eficaces deseos de aquel que pone de su parte lo que está a su alcance, para que se realice la justicia en todo y con todos; pues solamente habrá paz, y habiendo paz, se ponen las condiciones para que exista la felicidad.

Vive la justicia contigo mismo, con tus familiares, con tus compañeros de trabajo o dependientes.

Vive en paz con tu conciencia, en paz con tu esposa, con tus hijos y tus familiares, en paz con todos los hombres.

Paz, paz, paz.........

Lo que el mundo necesita es paz; pero primero tiene que comprender que por eso su casa tiene comenzar. Sólo así tienes derecho a saludar mañana a los tuyos, deseándoles un feliz año nuevo; solamente así te harás acreedor a la bienaventuranzas del Evangelio: "Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios."

Los libros de esta colección puedes comprarlos haciendo clic aquí:
www.editorialclaretiana.com.ar

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domingo, 28 de diciembre de 2014

Reflexión de Hoy- Lunes 29-12-14 (Meditación: Lucas 2, 22-35).

Meditación: Lucas 2, 22-35. Autor: Fuente: la-palabra.com "Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido." (Luc

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Meditación: Lucas 2, 22-35.

Autor:
Fuente: la-palabra.com

"Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido." (Lucas 2, 29)

Simeón era un "varón justo y temeroso de Dios" (Lucas 2, 25), completamente entregado al Señor. Pasaba mucho tiempo en el templo, disfrutando de las oraciones y las ceremonias que allí se realizaban.

Pero la vida espiritual de Simeón no se limitaba a la observancia religiosa; su asidua presencia en el templo era una clara expresión de su anhelo de Dios. Seguramente, al despertar cada mañana, decía: "Aquí estoy, Señor. ¿Qué quieres decirme hoy?" Por su constante vigilia frente a Dios, "movido por el Espíritu, fue al templo" (2, 27). Simeón conocía bien las Escrituras y confiaba en que Dios cumpliría sus promesas; esperaba al Mesías y sabía —también, por la acción del Espíritu— que "no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor" (2, 26-27).

¿Cuánto te pareces tú a Simeón, querido lector? Cuando Dios mira dentro de tu corazón, ¿ve allí fe, obediencia o entrega? ¿Ve una persona dócil a su Espíritu Santo? No te preocupes si no has llegado aún a esa etapa. Sólo confía en que, si le ofreces tu vida a Dios cada día, él te moldeará hasta hacerte similar a Simeón.

Para mantener la mirada fija en esta meta, te sugerimos tomar ciertas medidas prácticas. Cuando reces, recuerda que tú eres un tesoro único para el Señor; confía en la verdad de que Dios tiene un plan especial reservado para tu vida; cuando leas la Escritura, hazle preguntas y espera a que Dios te revele su fidelidad y su amor. Varias veces al día, haz un alto en tus actividades y dile al Señor cuanto lo amas y lo necesitas; renuncia a dejarte dominar por los temores y él infundirá confianza en tu corazón. Guarda silencio y escucha: el Señor desea hablarte como le habló a Simeón; posiblemente quiera enseñarte a orar por alguien, abandonar algún antiguo hábito de pecado, hablarle a algún vecino acerca del amor de Dios o ayudar a alguien que lo necesite.

Entonces, cuando escuches la voz del Espíritu, decídete a obedecerle. Cuando Simeón obedeció, vio el rostro de Jesús. ¡No deberías tú esperar menos, porque Dios quiere que todos los ojos contemplen su salvación!

"Amado Señor, quiero verte con mis propios ojos. Sólo en ti voy a encontrar verdadera paz y alegría. Infunde tu luz en mi corazón para que yo reciba la gloria del Padre. ¡Cristo, tú eres mi esperanza de gloria!"

1 Juan 2, 3-11

Salmo 95, 1-3. 5-6

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Meditación: Lucas 2, 22-40.

Meditación: Lucas 2, 22-40.
Autor:
Fuente: la-palabra.com
La Sagrada Familia de Jesús, María y José
En esta fiesta de la Sagrada Familia reflexionemos sobre nuestras propias familias. La Sagrada Familia es un modelo especial de amor, oración y cuidado mutuo que podemos seguir en todo momento porque es un modelo de la vida real. Toda familia humana tiene altibajos; las que llevan una vida apacible y feliz son generalmente las que han puesto a Dios en el primer lugar.
La familia y el matrimonio son como una red de pescar: Si todos los cabos están bien amarrados, resisten cualquier peso y presión. De igual manera, las familias pueden recibir de las demás el apoyo de una gracia abundante.
La misma Sagrada Familia puede ser un excelente canal de gracia para tu familia. Si te parece casi imposible compaginar el trabajo de criar a tus hijos, pregúntale a la Virgen María y a San José “¿Cómo criaron a Jesús?” Es probable que ellos también hayan tenido momentos de indecisión, y seguramente nosotros queremos aprender a hacer algo especial para demostrarle amor a nuestro esposo o esposa. ¡Quizás a la Virgen le gustaba prepararle una cena especial a San José después de un día de trabajo particularmente difícil y sin duda él se preocupaba de que María tuviera siempre flores en la casa y era cariñoso y amable con ella!
El demonio trató de destruir la Sagrada Familia y hoy trata de destruir las familias de todo el mundo. Sea uno soltero o casado, los ataques del diablo nos inquietan a todos, porque todos formamos parte de alguna familia y le pertenecemos a un Dios que se preocupa profundamente por la vida familiar. Lo bueno es que, en Cristo Jesús, tú y yo podemos rechazar al demonio, y lo hacemos siendo amables, compasivos, pacientes, humildes y serviciales en la familia. De esa forma, el demonio no tiene en qué afianzarse para lanzar sus ataques destructores. Así, pues, pídele al Señor que te enseñe a edificar tu familia como él quiera.
“Padre, dígnate guardar a todas las familias en tu corazón. Donde ha habido dolor, lleva tu toque sanador; donde hay conflictos, envía tu Espíritu Santo, y enséñanos a no darle ninguna cabida al maligno en nuestro hogar.”
Eclesiástico (Sirácida) 3, 2-6. 12-14
Salmo 127, 1-5
Colosenses 3, 12-21