domingo, 28 de diciembre de 2014

Meditación: Lucas 2, 22-40.

Meditación: Lucas 2, 22-40.
Autor:
Fuente: la-palabra.com
La Sagrada Familia de Jesús, María y José
En esta fiesta de la Sagrada Familia reflexionemos sobre nuestras propias familias. La Sagrada Familia es un modelo especial de amor, oración y cuidado mutuo que podemos seguir en todo momento porque es un modelo de la vida real. Toda familia humana tiene altibajos; las que llevan una vida apacible y feliz son generalmente las que han puesto a Dios en el primer lugar.
La familia y el matrimonio son como una red de pescar: Si todos los cabos están bien amarrados, resisten cualquier peso y presión. De igual manera, las familias pueden recibir de las demás el apoyo de una gracia abundante.
La misma Sagrada Familia puede ser un excelente canal de gracia para tu familia. Si te parece casi imposible compaginar el trabajo de criar a tus hijos, pregúntale a la Virgen María y a San José “¿Cómo criaron a Jesús?” Es probable que ellos también hayan tenido momentos de indecisión, y seguramente nosotros queremos aprender a hacer algo especial para demostrarle amor a nuestro esposo o esposa. ¡Quizás a la Virgen le gustaba prepararle una cena especial a San José después de un día de trabajo particularmente difícil y sin duda él se preocupaba de que María tuviera siempre flores en la casa y era cariñoso y amable con ella!
El demonio trató de destruir la Sagrada Familia y hoy trata de destruir las familias de todo el mundo. Sea uno soltero o casado, los ataques del diablo nos inquietan a todos, porque todos formamos parte de alguna familia y le pertenecemos a un Dios que se preocupa profundamente por la vida familiar. Lo bueno es que, en Cristo Jesús, tú y yo podemos rechazar al demonio, y lo hacemos siendo amables, compasivos, pacientes, humildes y serviciales en la familia. De esa forma, el demonio no tiene en qué afianzarse para lanzar sus ataques destructores. Así, pues, pídele al Señor que te enseñe a edificar tu familia como él quiera.
“Padre, dígnate guardar a todas las familias en tu corazón. Donde ha habido dolor, lleva tu toque sanador; donde hay conflictos, envía tu Espíritu Santo, y enséñanos a no darle ninguna cabida al maligno en nuestro hogar.”
Eclesiástico (Sirácida) 3, 2-6. 12-14
Salmo 127, 1-5
Colosenses 3, 12-21

No hay comentarios:

Publicar un comentario