sábado, 31 de octubre de 2015

Reflexión de Hoy- Sábado 31-10-15 (No os dejo huérfanos, volveré a visitaros).

No os dejo huérfanos, volveré a visitaros. Autor: Dolores Aleixandre - «Bautizados con Fuego» Fuente: www.iglesia.org "No os dejo huérfanos, volver

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No os dejo huérfanos, volveré a visitaros.

Autor: Dolores Aleixandre - «Bautizados con Fuego»
Fuente: www.iglesia.org

"No os dejo huérfanos, volveré a visitaros" dirá Jesús a sus discípulos (Jn 14,18) y esa manera de volver suya, que es la presencia de su Espíritu, necesitamos sentirla también en la experiencia de ser acogidos por otros, de sabernos queridos por lo que somos, más allá de nuestras cualidades, virtudes y méritos, porque ésa es la manera de querer que tienen las madres. Porque sólo crecemos y nos esponjamos por dentro y hasta por fuera cuando alguien nos demuestra que tiene fe en nosotros, cuando su manera de mirarnos y de hablarnos nos comunica, sin necesidad de muchas palabras, que somos valiosos y merecedores de amor y confianza, y que está bien que seamos tal como somos.

Probablemente lo que más estemos necesitando en nuestras relaciones mutuas (familiares, comunitarias, eclesiales...) es regañarnos menos y querernos más, decirnos más palabras de aliento que de reproche, "visitarnos" unos a otros como una presencia materna, siguiendo aquella intuición genial de Francisco de Asís, que quería que los hermanos fueran siendo, por turno, madres unos para otros. \Sólo desde esa experiencia de acogida incondicional llegamos a expresarnos en total transparencia delante de alguien que no nos juzga ni nos protege, que no nos obsequia con su paciente tolerancia ni con su benevolencia condescendiente, sino que es capaz de sumergirse en nuestro mundo subjetivo y participar de nuestra propia experiencia.

Cuando presentimos que alguien se arriesga a entrar en nuestros problemas, nos ayuda a verbalizarlos y acompaña nuestra narración sin anticiparse, sin empeñarse en adivinar, frenar o alterar nuestra experiencia, estamos siendo visitados, aunque no nos demos cuenta de ello, por la presencia materna de Jesús, que no quiere dejarnos huérfanos."

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viernes, 30 de octubre de 2015

Reflexión de Hoy- Viernes 30-10-15 (El último día de de la vida).

El último día de de la vida. Autor: P. Mariano de Blas, LC Fuente: Quisiera en este momento hacer contigo una reflexión sobre la propia vida, que n

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El último día de de la vida.

Autor: P. Mariano de Blas, LC
Fuente:

Quisiera en este momento hacer contigo una reflexión sobre la propia vida, que nos ayude y que sea sincera; que nos ayude a vivir cada vez mejor y así podamos llegar al final de la misma con la certeza y alegría de haber cumplido con la misión, que al fin y al cabo es lo único que importa.
Vamos a pensar en el último día de nuestra vida, para tomar las decisiones que entonces quisiéramos haber tomado, pero que ya será imposible tomar.

Este último día es un día cualquiera para los demás, pero para ti es cuándo todo lo de aquí termina, las últimas horas, el último minuto, y la vida se acabó. Comienza la eternidad. Se fueron las oportunidades, lo que hiciste quedó hecho, lo que no hiciste quedó sin hacer. Se quedan aquí los placeres y pasatiempos para seguir engañando a otros, se quedan aquí los sufrimientos que tanto te asustaban y pudieron haberte hecho un gran hombre, un gran cristiano. Se queda el dinero, el oro, la plata, los dólares, los vestidos, las vacaciones, los libros, la música y el baile, los perfumes y las vanidades; en tu equipaje para la eternidad llevarás sólo dos cosas: Las buenas obras y las malas obras...

Te encuentras con Dios, sólo Él y tú. Con el Dios de tu Iglesia, con el Dios de tus misas y comuniones al menos una vez al año, con el Cristo que por un tiempo te entusiasmó, que se te hizo lo más bello y grande del mundo, con el Cristo que por poco te convence, Cristo que te llamó una, cien, mil veces en la vida con un amor que jamás tuviste ni tendrás. ¡Cuántas cosas grandes y hermosas, te propusiste hacer!. ¡Qué alegría te dará en ese momento las cosas buenas que hiciste, qué tristeza las cosas que no hiciste! Si volviera a empezar...

Pero, muchas veces sucede aquello de que cuando pude no quise, y ahora que quiero, ya no puedo. Aquella voz que llamó a tu puerta tantas veces, aquel amigo verdadero que te ofreció más amor, y gracias que todos los hombres del mundo, aquel Dios que con tu pequeñez podía haber construido el gran cristiano, el gran hombre o la gran mujer que se propuso lograr desde la eternidad.

¿Qué te importan ahora las concesiones a la sensualidad, las faltas contra los mandamientos? Lo bailado ya nadie me lo quita. Está bien, pero las cosas humanas una vez pasadas, nada son. Son un simple recuerdo de algo que no volverá.
"Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, como se llega la muerte tan callando; cuán presto se va el placer, cómo después de acordado, da dolor", así nos dice el poeta Jorge Manrique. Quisieras haber sido un gran hombre, un gran cristiano, un gran bienhechor de tus hermanos, un padre grande, una gran madre, gran esposo o esposa...

¿Por qué no te decides a serlo desde ahora? El infierno, dicen, que está tapizado de buenas intenciones, pero el cielo está alfombrado de propósitos cumplidos. Tan fácil como esto, querer es poder, ganar el cielo es querer ganarlo, ser un gran hombre, un gran cristiano se logra queriendo serlo, pero no queriendo un rato, porque un rato todos hemos deseado, incluso ser santos.

Quererlo ser de una vez por todas y todos los días, aun a pesar de haber fracasado, querer hasta el último día de la vida, hasta el último aliento, aprovechar el tiempo, hacerlo rendir por la causa de Cristo y de los hombres, que es la mejor causa del mundo. Enamorarnos apasionadamente de esta causa, trabajar al máximo rendimiento como hacen muchos hombres y mujeres grandes, dejar las pequeñeces, las cositas, las historias, nuestro pequeño mundo tras la concha del egoísmo, de la vanidad, de la sensualidad, y ampliar los horizontes de los ideales nobles. ¿Qué quisiera haber sido al final de la vida? Esto debe ser hoy. ¿Tendrás que decir "pude y no quise" o "pude y quise"?.

Decía un gran hombre: "Al final de la vida sólo queda lo que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos".

"Al atardecer de la vida te examinarán el amor". Procura llegar a esa hora rico de ese don, aunque te hayan robado todo lo demás.

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miércoles, 28 de octubre de 2015

Reflexión de Hoy- Miércoles 28-10-15 (Dios perdona siempre).

Dios perdona siempre. Autor: www.churchforum.org Fuente: Todos recordamos aquella escena en la que una gran muchedumbre traía a una mujer sorprendi

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Dios perdona siempre.

Autor: www.churchforum.org
Fuente:

Todos recordamos aquella escena en la que una gran muchedumbre traía a una mujer sorprendida en adulterio. Venían con piedras en las manos, dispuestas a apedrearla. Jesús les dijo retándoles: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Y ese Jesús, al ver que nadie le tiraba piedras, le dice: "¿Nadie te ha condenado, mujer? Yo tampoco te condeno".

Agradecemos inmensamente a San Lucas que nos haya hecho este reportaje trágico y estupendo al mismo tiempo, que podría titularse: "Cómo condenan los Hombres. Cómo perdona Dios".

Por experiencia sabemos que los hombres no perdonan, ni olvidan. Pero es un alivio oír de labios de Jesús aquellas palabras: "Yo tampoco te condeno", porque todos sentimos en lo más hondo del alma la necesidad grande y dolorosa de que Dios nos perdone.

No es difícil aparentar ante los demás ser hombre de bien o mujer honesta, pero ante Dios, no queramos guardar las apariencias, porque no podemos.

En el fondo Dios nos asusta. Y algunas veces nos preguntamos seriamente: ¿Podrá Dios perdonarme a mí? Hay algunos que ya no se lo preguntan, sino que se dicen a sí mismos con una tremenda seriedad: "Yo no tengo perdón de Dios".

Es la misma frase que debió decir Judas cuando vio que su traición le costó la vida a Jesús; "He pecado entregando sangre inocente". ¡Muy bien dicho!.

Entró en el templo y arrojó 30 monedas en la cara de los sacerdotes y escribas, ¡muy bien hecho!.

Judas todavía conservaba algo bueno. Esa frase y esas monedas fueron dos hechos grandes dignos de un santo. Pero en ese momento en que pudo cambiar totalmente su vida, se atravesó en su mente una desesperada y terrible convicción: ¡No tengo perdón de Dios, no tengo perdón de Dios!. Y fue y se ahorcó

En vez de volver a ver a Cristo, a pedir perdón, nos vamos ahorcando poco a poco en la desesperación, seguimos los mismos pasos y los mismos pensamientos: "He pecado muchas veces, ya no me puede perdonar Dios".

Quizá también tiramos las monedas a la cara del demonio o de una persona, pero nos falta el paso más importante, el mismo que le faltó a Judas, el que salvó a Pedro: las lágrimas de arrepentimiento.

El error del traidor fue pensar que Cristo no lo quería perdonar, que era demasiado. Pero se equivocó. Aquella misma noche Cristo lo había invitado a su mesa, a cenar con Él. Le lavó los pies con delicadeza y lo llamó amigo en el mismo momento que lo vendía.

Pedro hizo algo más grave que Judas, renegó tres veces de Él, del mismo Dios, pero no desesperó; aquella mirada de Cristo se lo aseguró. Mientras Judas se suicidaba abriéndose las entrañas, así lo dice el Evangelio, el rudo pescador de Galilea, lloraba como un niño a las puertas de la casa de Caifás.

Han pasado 20 siglos de historia desde aquel día. Han existido muchos imitadores de Judas y Pedro. ¿A quién de los dos prefieres imitar?

Confía en Dios y acertarás. Hace mucho tiempo que Cristo te espera. Es una cita de perdón, para decirte con un amor tan inmerecido como cierto: "Yo tampoco te condeno, ve y no vuelvas a pecar..."

Pedro y Judas representan a dos clases de hombres: todos pecamos como ellos: Judas vendiéndolo, Pedro negándolo. Pero Judas se ahorcó de un árbol y Pedro lloró confiadamente su pecado. Esa es la diferencia.

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lunes, 26 de octubre de 2015

Reflexión de Hoy- Martes 27-10-15 (Santa y pecadora).

Santa y pecadora. Autor: Padre Jesús Martí Ballester. Fuente: He nacido en la Iglesia, espacio donde actúa el Espíritu, para vivir eterna y filialm

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Santa y pecadora.

Autor: Padre Jesús Martí Ballester.
Fuente:

He nacido en la Iglesia, espacio donde actúa el Espíritu, para vivir eterna y filialmente con Dios; he crecido y crezco en la Iglesia para servirla; recibo en la Iglesia lo mejor que tengo para extenderla; realizo en la Iglesia, lo más valioso que puedo hacer por su ministerio; estoy enamorado de la Iglesia y doy día a día la vida por ella para embellecerla; he sufrido mucho por la Iglesia por sus errores; y sigo sufriendo y deseo y lucho por una Iglesia más pura, más unida y humilde, más interior y evangélica, más samaritana y materna, más sencilla, más hogar.

Quien sólo ve en la Iglesia una sociedad humana y pecadora y no sabe ver su calidad de santa por vivificada por el Espíritu de Cristo, siempre con ella como Esposo y soldado vigoroso en medio del fragor de la guerra, pronto se escandalizará, y dejará de creer en ella. Quien la vea como un pueblo maravilloso que viene de lejos, atrayéndose a todos los pueblos, asimilando todas las civilizaciones, traduciéndose en todas las culturas, hablando en todas las lenguas, siempre haciendo el bien, aunque no lo haya hecho siempre bien, la amará como a una madre anciana, a pesar de las arrugas que contrajo en la lucha.

Cuando yo comencé a necesitar un mentor, había poco que escoger: la furia marxista había martirizado a una gran parte del clero español, la mejor. Pero la Iglesia me ofreció un acervo de revelación y de literatura, de águilas y de santos, de místicos y de genios actuales, que han forjado mi personalidad. Los errores que he detectado en la Iglesia, siempre los he visto rectificados por otros hombres más lúcidos y compruebo que los obstáculos ejercen de galvanizadores y las zancadillas de fertilizantes, ya que las cosas crecen por lo que nacen, y lo que nace de la cruz crece por la misma cruz, aunque al ritmo peculiar de la vida.

¿Qué sería del mundo sin la cultura creada y conservada en las Abadías, sin el arte cultivado por la Iglesia? ¿Qué de las escuelas? ¿Qué de los huérfanos, drogadictos, minusválidos, etc? Iglesia, no sólo el papa, obispos y sacerdotes; también misioneros heroicos, santos seglares, obreros y santas madres que sufren, rezan y se inmolan por sus hijos, todos fuertes por la oración y la vida sacramental. Por la Eucaristía, la Palabra, el Perdón de Dios transmitido en y por la Iglesia.

¿Cómo olvidar al Sacerdote que me fascinó de niño hasta el punto de que quise ser como él? ¿Y a aquella pléyade de mártires asesinados en su florida juventud?¿Y a tantas santas religiosas anónimas y pobres, trabajando y orando por toda la humanidad en el silencio de los claustros?.

También ¡cómo no!, paja humana. Pero ¿puede oscurecer el barro de nuestra pobreza el fulgor deslumbrante de tantos millones y millones de estrellas? ¿La Pietá de Miguel Angel, dejará de ser hermosa, aunque tenga manchas? Veinte siglos viene caminando por esta hermosa y pobre tierra este Pueblo de redimidos; polvo lleva en las sandalias, el polvo del mismo suelo que pisa; sus pies son de barro, pero su Cabeza de oro celestial resplandece brillante entre luceros.

Mi gloria y mi vida será servir siempre a la Iglesia, y como Teresa de Jesús, morir hijo de la Iglesia: "Al fin muero hija de la Iglesia!".

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