miércoles, 17 de septiembre de 2014

Reflexión de Hoy- Miércoles 17-09-14 (Meditación: Lucas 7, 31-35).

Meditación: Lucas 7, 31-35. Autor: Fuente: la-palabra.com San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia Los primeros cristianos habían pres

Like   Tweet  

Meditación: Lucas 7, 31-35.

Autor:
Fuente: la-palabra.com

San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia

Los primeros cristianos habían presenciado, experimentado y entendido cuál era la esencia misma de la misión de Cristo: el establecimiento del Reino de Dios en la tierra, su muerte y su resurrección y el derramamiento de su Espíritu Santo, todo ello corroborado mediante curaciones y hechos milagrosos.

¡Magnífico y poderosísimo es sin duda nuestro Dios! En la época actual, el Señor también hace cosas maravillosas: escucha nuestras oraciones; derrama su bondad y su misericordia en forma ilimitada; nos sana, nos protege, nos ilumina y nos acerca a su lado. Además, continúa cumpliendo las promesas que hizo miles de años atrás a Abraham, Moisés y David, y no deja de trabajar para llevar a muchos a su Reino.

Pero, sabiendo todo esto, hemos de dejar que la Palabra de Dios llegue a nuestro corazón y nos convierta, nos cambie y nos transforme con su fuerza. Para eso hemos de pedir el don de la humildad. Solamente el humilde puede aceptar a Dios, y, por tanto, dejar que él se acerque a nosotros, que como "publicanos" y "pecadores" necesitamos que nos cure. ¡Ay de aquél que crea que no necesita al médico! Lo peor para un enfermo es creer que está bien, porque entonces el mal seguirá avanzando en su interior hasta que sea demasiado tarde. Todos estamos enfermos de muerte, y solamente Cristo nos puede salvar, seamos o no conscientes de ello.

Para esto conviene tener siempre presente aquello que el Señor ha hecho en nuestra vida, que ha resultado asombroso y nos ha movido a declarar su amor y su grandeza. ¿Por qué no escribes un "credo" personal de tu fe y tus testimonios? Simplemente declara lo que sabes acerca de Dios, lo que él ha hecho en el mundo y en tu vida personal. Pero no seas tímido; da rienda suelta a tu creatividad: escribe tu credo en forma de canción, oración, poema o nada más como una afirmación clara y sincera de lo que tú crees. Invita al Espíritu Santo a que te muestre cuánto sabes realmente de tu fe y te lleve a un entendimiento aún más profundo.

"Te alabo, Padre celestial, por tu gran amor. Grandes son tu misericordia, tu bondad, tu comprensión y tu perdón, y todas ellas son demostraciones de tu amor. Te alabo por la maravilla de la gracia que has derramado en mi vida."

1 Corintios 12, 31 a 13, 13; Salmo 32, 2-5. 12. 22

facebook twitter
1px
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario