jueves, 11 de agosto de 2016

Reflexión de Hoy- Jueves 08-11-16 (“Amigo que nunca falla”).

"Amigo que nunca falla" Autor: P. Fernando Pascual Fuente: Habremos leído esa frase junto a alguna imagen de Cristo: "Amigo que nunca falla". Los

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"Amigo que nunca falla"

Autor: P. Fernando Pascual
Fuente:

Habremos leído esa frase junto a alguna imagen de Cristo: "Amigo que nunca falla".

Los hombres, ciertamente, nos han apoyado tantas veces. Quien ha encontrado a su lado un amigo auténtico, que está allí en las buenas y en las malas, sabe lo que eso significa en la vida humana.

Pero las amistades humanas llegan hasta cierto punto. El que ayer teníamos por apoyo para cualquier problema, hoy nos ha dado la espalda. El que nos dedicaba tiempo para hablar y escuchar hoy no responde al teléfono. El que daba consejos válidos y llenos de tacto hoy nos trata con rudeza, casi como un déspota que busca sólo imponerse.

En cambio, Cristo ha sido, es y seguirá siendo un amigo fiel. Yo le podré fallar una y mil veces. Él tenderá una y mil veces su mano para levantarme de las olas, para escuchar mis quejas, para perdonar mis pecados, para lanzarme nuevamente a la batalla.

Sí: es un Amigo que nunca falla, porque es el Amigo verdadero. El que me ama aunque me conoce íntimamente (¡a tantos les he ocultado mis defectos para pedirles una migaja de afecto!). El que sigue allí aunque no le haga caso. El que espera mientras me pierdo en placeres vacíos. El que me
busca cuando intento huir de su mirada.

Es el Amigo que, precisamente porque ama, me exige como nadie. Lo hace con la mayor de las dulzuras y con la más completa de las claridades: un buen amigo no deja de prevenir a quien avanza hacia el peligro. Por eso sus reproches llegan a lo más profundo de mi alma.

Es una dicha inmensa tener un Amigo así. Porque si llegan a fallarme quienes me prometían mil ayudas, Él no me fallará nunca.

Por eso también Jesús tendrá la valentía de pedirme que no le falle, que le ofrezca mi pobre amor para saciar su grito de sed y de consuelo, que le ofrezca mis manos para difundir entre los hombres su Evangelio.

Este día tiene un tono diverso. El Amigo llama nuevamente a las puertas de mi vida. En la Eucaristía lo recibiré con respeto. Le dejaré entrar y cenaremos, juntos, en la intimidad propia de los enamorados.

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